jueves, 29 de marzo de 2012

MEDIOS, MEDIAS Y MIEDOS... CETOSIS

 MEDIOS, MEDIAS Y MIEDOS…

CETÓSIS


Me da miedo que los medios anden a medias y no asuman su compromiso social con México.

Los medios que usan los malos para infundir miedo, hacen que el ánimo y el interés ande a medias.

Sin medias tintas, ni el miedo ni los medios deben ser factores que influyan determinantemente en el resultado del próximo julio.

En medio de una lluvia con granizo primaveral, y en un pedacito de tiempo libre, aprovecho para reflexionar sobre lo que nos espera los próximos 90 días:

1.-Una saturación espectacular de anuncios y propaganda, ya tuvimos una pequeña antesala con Héctor Bonilla y las autoridades electorales, si ya se habían hartado, será mejor que le apaguen a la tele, porque la avalancha se desbordará.

2.- Una contienda formal y otra informal que tienen reglas perfectamente establecidas, sin embargo nos empeñamos en ignorarlas, sabotearlas e interpretarlas, cuando lo que tenemos que hacer, es cumplirlas.

3.- Muestras de diferentes tamaños y colores de lo descompuestas que andan las cosas y, eso espero, destellos de lo que puede ser un intento serio y bien cimentado de buscar la confianza popular, el consenso y el bien común. La medida será que quienes compiten lo hagan por convicción de que pueden aportar para mejorar.

4.-Descalificaciones, promesas, compromisos, propuestas, esperanzas, aderezadas con la creatividad de los “expertos” en marketing que se han apoderado de las campañas electorales como uno de sus principales botines.

Por mi lado, coincidentemente arrancando el periodo de campañas, he decidido dejar de comer y no porque vaya a hacer huelga de hambre en protesta a cualquier cosa –finalmente estaría perfectamente justificada- sino porque durante los próximos 3 meses y bajo una estricta supervisión médica me retaré a mi mismo a cumplir a pie juntillas con un tratamiento que me ayude a perder los kilos que cargo de más.

Será un reto impresionante, tendré que hacer cosas que no están en mi catálogo de malos hábitos, deberé renunciar a todo aquello que hoy es una de las bisagras de mi actividad cotidiana, tendré que adquirir hábitos y costumbres virtuosas que me ayuden en este proceso y me encarrilen para el resto de mi vida a una existencia ordenada, sana y provechosa. Todo esto lo hago por mi propia voluntad y convencido de que es lo mejor para mí y de paso para los que me quieren y me rodean.

Mi cuerpo entrará en una situación metabólica denominada cetosis, en la que debido al déficit de carbohidratos la grasa se convertirá en la fuente de energía, es decir, usaré mis propios recursos para transformar lo malo en bueno y obtener la meta deseada, aunque de nada serviría si no me comprometo a cambiar mis hábitos y a comprometerme con mi salud.

Si pudiéramos hacerle cetosis a México y al mismo tiempo adquirir como sociedad hábitos que garanticen nuestra salud, seguramente nos curaríamos de algunos males, detendríamos el crecimiento de otros y controlaríamos aquellos incurables pero si atendibles.

En fin, se trata de un tratamiento efectivo si lo haces bien, el tema es lo que sigue, el compromiso con el bienestar y evitar la recaída del rebote.

En ambos casos los resultados serán evidentes y como diría José Feliciano, ya veremos.

P.D. (MIL GRACIAS AL CERVI POR SU FINA PRESENTACIÓN)

No es la dieta del Dr. Atkins eh…

Algo si me queda muy claro, en México, somos expertos en sacarle la vuelta a las normas, tenemos una predisposición muy arraigada a buscar acomodarnos de tal forma que podamos darle vuelta a lo que tenemos que hacer y si no vean que relajo con las normas electorales.

A mis queridos amigos de la calle de Carranza, de tránsito, a Don Esteban, al glotón, a la hormiguita, Don Carlos y las fodongas, al güero del mercado Morelos, a los huaraches de tianguistenco, a la Millán, a Santa Clara, a la presumida, a los cochinitos y los espartacos, al pichi, a la vaquita… en fin: stand by.


@gusvazquezlopez

Gustavo Vazquez Lopez.

miércoles, 14 de marzo de 2012

OSCAR, ERECCIÓN Y CALOR.

OSCAR, ERECCIÓN Y CALOR.

Hola una vez más, me da mucho gusto retomar hakuna matata como la vía de expresión propia y por tanto solo de mi entera responsabilidad. Apenas acabando febrero, me encontré una vez más con la entrega de los premios Oscar de la academia de ciencias y artes cinematográficas de los Estados Unidos, ciertamente me precio de ser un asiduo seguidor de la entrega y de las ganadoras, cuento entre mi colección de pelis, casi 70 ganadoras a mejor película y muchas otras de mejor actor o actriz, mejor película extranjera, mejor película animada y mejor documental, pero este año la entrega me pareció –por así decirlo- simplona, sin “chistito”, muy a pesar de que entre las nominadas estaba una de mis nuevas películas favoritas, “la invención de Hugo Cabret”, siento que la inercia se apoderó de los Oscar, no solamente porque una película que me parece mucho mejor que la ganadora, no haya ganado, sino porque la producción estuvo carente de esa magia y esa imaginación que me atrajeron desde niño.



Muy cerca de mí y lejos de los Oscar, apenas iniciando marzo, tuvo lugar la ceremonia cívica que más espero, la que más disfruto, la que representa y significa tanto para mí como persona y como mexiquense: el aniversario del Estado de México, a la que hemos dejado de llamar erección, no sé por qué razones, pero el vocablo está en desuso, al menos en el tema del festejo. Todavía recuerdo la primera vez que asistí a una ceremonia de entrega de la presea Estado de México, también recuerdo muchos discursos memorables de gobernadores que en esa oportunidad, hacen uso de su mejor oratoria y convierten el acto en una especie de foro al que muchos esperamos con altas expectativas. Esta vez no asistí.



A ambas ceremonias se acude en calidad de 3 supuestos: autoridad, premiado o invitado, aunque también están ahí los organizadores, ambas generan altas expectativas entre quienes tienen intereses particulares, o como en mi caso, porque representa una pasión, por un lado personal y por otro cívica; del modo que sea, en las dos celebraciones, se vislumbra cada ocasión la posibilidad no solo de mejorar la forma sino de hacer más profundo el fondo, sin embargo también de vez en cuando hay celebraciones que brillan más que otras, que resultan más trascendentes, atractivas y memorables.



Humanamente es entendible que en muchas ocasiones nos acordamos de lo peor, así como recuerdo las veces que no ha ganado mi película favorita el premio Oscar y difícilmente recuerdo con detalle aquellas entregas que me complacieron satisfactoriamente; en el caso de las ceremonias del 2 de marzo, opuestamente a la costumbre humana, recuerdo con orgullo y satisfacción la ceremonia de 1998, como el más grato recuerdo, a pesar de que guardo en mi memoria múltiples detalles de otras tantas ceremonias de aniversario.



Algo similar pasa con casi todo en la vida diaria, desde una cotidiana ida a la escuela o al trabajo, hasta la asistencia a una fiesta, un evento, una cita o un encuentro íntimo, a pesar de que estamos conscientes de que cada oportunidad es única, a pesar de lo cotidiana que parezca, muy de vez en cuando la desaprovechamos y pasa a formar parte de la inmensa lista de lo que no recordamos, salvo cuando algo nos disgusta ofende o lastima, porque en ese caso el recuerdo seguramente será permanente.



Finalmente, la esperanza de nuestros esfuerzos es que lo que hacemos trascienda, cada cosa, cada momento, cada tarea, cada reto, debe ser una oportunidad de que todo venga mejor, así la próxima entrega de los Oscar, la próxima celebración del estado, serán mejores que la anterior.



Por las mismas anda nuestro proceso electoral, que no debe tener más atributos que los de legal, con todo lo que implica, participativo, lo que da certeza y ejemplo de una sociedad interesada, a pesar de todo; en este caso, la forma y el fondo tienen la misma medida, lo que merece que todos nos pongamos a la altura de las circunstancias, es una oportunidad única, simplemente porque se nos presenta la ocasión de decidir sobre el rumbo de nuestro futuro como país.



Parece cosa menor si consideramos que nuestra clase política nos ha quedado mal tantas o más veces como la selección mexicana de futbol, de cualquier modo, nuestra responsabilidad es participar, aunque al final no nos guste quien ganó, en este evento, a diferencia de los referidos en este hakuna, no somos invitados, somos organizadores.



PD.



El calor es apenas el prólogo de lo que nos espera en los próximos meses, me refiero al clima, desde luego, y no al ambiente político y electoral porque ese parece frío, pero está que arde.




@gusvazquezlopez

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