lunes, 30 de julio de 2012

SUPERHÉROES, SUPERHOMBRES Y SUPERMERCADOS



En esta temporada veraniega las películas en el cine se han puesto realmente heroicas, lo mismo un resucitado experimento del ejército que se pone unos malloncitos muy coquetos, que otro experimento de rayos gama que se pone verde y grandote del coraje, como un Dios de otro mundo que nos viene a hacer el paro.

Estos personajes, tooooodos de Stan Lee, ¿son superhéroes o superhombres?, sobre todo si los comparamos con mi personaje favorito de esa película, Ironman, porque en el caso de los 2 primeros se trata de experimentos genéticos y del tercero de un Dios mitológico, muy estilizado para los comics, pero Tony Starks es un genio que ha inventado hasta un nuevo elemento para mantenerse con vida, es decir, los 3 pueden ser superhéroes de comics, pero según yo, solo Ironman es un Superhombre.

Igual están el hombre araña (debo confesar que es el que menos me gusta de todos y parte de la gran culpa es de Tobey Mcguire), Superman, (cooming soon) y desde luego Batman, mi favorito.

Batman es mi favorito desde las épocas de Adam Quest, que yo vi ya siendo repeticiones de repeticiones, en parte lo ligo a aquellas tardes de cucuruchos de palomitas en las que mi mamá nos ponía a hacer la tarea para después ser premiados viendo el capítulo o la continuación del anterior en el que nadie sabía si Batman se salvaría. Más tarde, fue la mítica película de Tim Burton, con todo el arsenal mediático y de artículos promocionales que me convirtieron en un consuetudionario usuario de mi camiseta con el murciélago. Finalmente, fueron las más recientes pelis de Cristopher Nolan, con un Batman encantador, ¿a quién no le gusta un niño rico acomplejado y con severos traumas? Y con villanos muy humanos, tanto que a veces no parecen villanos y tan malos, que a veces no parecen humanos.

En fin, aunque no lo crean, son muy pocas las veces que he leído un comic y menos las que me he comprado un muñeco de acción, pues eso les resta a todos estos personajes, parte de la ambigüedad y la humanidad que les encuentro en las pelis y que me hace pensar en ellos como arquetipos de una generación (seamos realistas), que es mucho más influenciada por el cine que por la literatura, que incluso en algunos casos llega a nosotros vía el cine. Por nosotros me refiero a una buena parte de los que habitamos en el mundo occidental, el oriental, es otra onda.

La cosa está en que los superhéroes y los superhombres siempre han estado presentes en nuestra ficción como tipos (casi no hay damas) muy regulares o que en su momento de mayor humanidad o debilidad son más frágiles y crecen más como héroes, ese es el feelling de las moralejas de estos personajes, porque por muy poderosos e invencibles que sean, siempre hay modo de ser mejores y casi siempre encuentran esas oportunidades en los puntos de quiebre, en los momentos de angustia.

Así pasa en la realidad, en el quiebre puedes doblarte, pero también multiplicarte, puedes conocer tus limitaciones, pero también hacer crecer tus potenciales, puedes pasar de ser un tipo común a alguien que hace la diferencia.

Recordemos también que estos personajes siempre se vuelven malos, se “abizarran”, se topan con sus “kriptonitas o con malas compañías que los perturban, lo que pone a prueba a sus seres queridos, porque en ese caso son ellos los que más colaboran en el proceso de recuperación.

Y mientras suena “héroes” de David Bowie y se me antoja una Coca Cola (no sé porqué), pienso en que si sólo por un día, cada uno de nosotros se portará como héroe –y no como pgcaudillo- este mundo sería 6000 millones de veces mejor.

Hagamos lo correcto, combatamos al dark sight, reconozcamos nuestra debilidad y nuestra fortaleza, entendamos lo limitado de nuestra humanidad y no demos nada por sentado, hay que luchar todos los días, porque las oportunidades, pero también las tentaciones siempre estarán ahí.

(EN MEMORIA DE LAS VÍCITMAS DE AURORA, COLORADO)

De los supermercados, luego hablamos, pero por ahí va la cosa… ;)

PD. Eso sí, de AB Lincoln Cazador de vampiros ya platicaremos después, no quiero ni imaginarme que a alguien se le ocurra hacer en México: “Benito Juárez contra las momias”

La cetosis ha llegado a un nivel muy satisfactorio, peso 26 kilos menos y no me rajo (pero ya ven como son mis amigotes el Jesús y el Roy)

No sé quiénes sean todos, pero gracias a todas las personas que me siguen; pero especialmente a aquellas que están en Canadá, Francia, Filipinas y Rusia; y saludos a la bandera en Neza.

viernes, 13 de julio de 2012

A LAS CARRERAS




Por fin, después de 23 kilos menos y 3 meses de hacer ejercicio constante y frecuentemente me enfrente a un reto, menor si lo quieren ver así, pero finalmente un reto, correr en una carrera de 5 kilómetros. No se trataba de ganar, ni siquiera de ganarle a nadie, solo de vencerme y convencerme de que podía, de que si he sido capaz de otras cosas, esto era posible.

Desde luego que lo logré, como podrán ver en la foto, sostengo mi medallota y no una galleta como dijo mi mamá, no fue un tiempo bueno ni malo, fue mi tiempo y esa ahora es mi referencia para lo que sigue, de ahí para abajo lo que sea.

Hubo algunos gordos que se “autoengañaron” y se echaban largos tramos caminando para luego alcanzarme corriendo y encontrar algo de satisfacción en rebasar a alguien, mi satisfacción la encontré en la meta al saber, solo yo, que no paré ni caminé una sola vez, como dije, a mi paso, la competencia fue conmigo y gané.

Esos gordos o “autoabusivos” me recordaron a la gente que siempre me ha resultado antipática y que por lo mismo prefiero evitar, es ese tipo de personas que son capaces de engañar a todos, incluso a ellos mismos con tal de alcanzar algo, de lograr un objetivo, así eran las niñas en el kínder y en la primaria que querían destacar, llamar la atención, así eran algunos de mis vecinitos o de mis primitos que aspiraban a ganar en todo, todavía no se para qué, así han sido un montón de compañeros de escuela y de trabajo que no ven la competencia en ellos, sino en los demás, su meta es superarte y no superarse, su consuelo es saber que han logrado más que tú, que han llegado antes que tú, sin saber incluso en realidad si eso era lo que tú querías.

Siempre he tenido suerte y además mucha fortuna para que las cosas vayan fluyendo, casi nunca he forzado nada, me he esforzado mucho para lograr algunas cosas, hay algunas incluso que no he podido conseguir, todavía, pero la suerte y la buena estrella me han ayudado a entender mi camino, a definirlo, a correr en mi tiempo y en mi condición, sin competir con nadie más que conmigo. Claro que he competido, de hecho soy muy competitivo, no me gusta perder un partido de nada, pero disfruto ver la satisfacción de alguien cuando me gana, se nota que le ha costado trabajo, he competido en muchas cosas en mi vida, pero porque en ese momento de eso se trata, he ganado y perdido, pero nunca me he sentido insatisfecho con mi desempeño.

Hoy pienso en todo lo que como mexicanos lograríamos si nos ocupáramos de competir con nosotros mismos en las cosas que realmente valen la pena, qué sería de nuestra sociedad si fuéramos competitivos por ganar y no por vencer a los demás, de que estarían hechas las esperanzas de un país que entiende que los retos individuales se suman a los logros colectivos y estos a los pedazos de historia en los que nos toca participar.

Finalmente, y para ser un poco menos obtuso, como de costumbre:

¿hasta cuando Andrés Manuel López Obrador estará conforme con los resultados de una elección?

¿sólo le conforman el DF y Tabasco que ganó?

¿es posible que algún día la congruencia en alguien que se dice demócrata haga acto de presencia y decencia?


En fin.


Nuevas emociones han inundado mi vida recientemente, el triunfo de personas admiradas, la reivindicación de proyectos y de luchas, la muestra de que no todo está dicho y siempre hay manera de volver, por la puerta grande a ser una vez más el “mandamas”, el hecho fabuloso de ver a alguien pasar a la historia y mantenerse vigente para seguir escribiendo más historia, en fin, me ha dado un gusto enorme ver ganar Wimbledon a Roger Federer por séptima ocasión en su carrera y de paso reponerse en el número uno de la carrera mundial, con todo y que ya es un viejito de 30 años.

(jajajajaja).

PD. Mil gracias por sus mensajes, sus likes, sus retweets y sus comentarios, sin importar el número, cada uno me hace completamente feliz.

martes, 3 de julio de 2012

CÓMO HAN CAMBIADO LAS COSAS



En las semanas recientes me he alejado de mi gusto por ir al cine muy seguido, no se trata de la dieta, aunque tengo que reconocer que no comer palomitas me pone de malitas; tampoco se trata de una mala cartelera, por el contrario, el verano del 2012 tiene buenos productos, de esos que los amantes de los blockbusters agradecemos; en parte se debe al trabajo y en parte a que los días que hay oportunidad el ánimo y el clima me ayudan a determinar que es mejor quedarse en casa y ver ahí una peli.

Siento que el cine, probablemente poquito después de que los hermanos Lumiere pronosticaran que se trataría solo de una moda pasajera, es uno de los componentes o indicadores de las generaciones que se han sucedido desde entonces, finalmente es un arte y las artes también van evolucionando o cambiando de generación en generación, la música, por ejemplo para no ir más lejos; además, el cine es uno de los grandes beneficiarios y usufructuarios de las nuevas tecnologías y desde luego, un medio idóneo para retratar épocas, acontecimientos o personajes históricos o simplemente para contar cuentos o sencilleces más bien condenadas al olvido en un domingo cualquiera.

Las películas hablan en otro idioma, que no se ve ni se oye, de lo que sus creadores quieren decir a través de ellas y desde luego no todos lo entendemos, hay como en todas las artes, para todos los gustos, sin embargo con cada generación los consumidores nos hemos vuelto más exigentes, menos fáciles de sorprender, algo así como con los video escándalos.

Puedo recordar casi de memoria las películas que vi de niño en el cine teatro Lupita de Tianguistenco, seguido de una sesión de tacos de Don George, o en el teatro Morelos,  en los gemelos de la comer, en el 70, el Florida, es más, recuerdo casi todas las pelis que vi en las modernísimas salas de plaza las américas; hoy me es difícil recordar las películas que he visto en el cine en el último año, que seguramente han sido más de las que vi en toda la primaria.

Mi generación, en la infancia y la preadolescencia iba muy poco al cine, no porque hubiera muy poco que ver, sino porque en aquel entonces el entorno de los lugares donde se exhibían pelis era muy diferente; pero además éramos unos niños maravillados con cualquier cosa, válgame Dios cuando vimos E.T. o star wars, no se diga de los taquillazos de Walt Disney.

Ahí precisamente quería llegar, porque mi generación, que es la que hoy en día tiene hijos en edades muy cinéfilas, la generación que trabaja y de momento está en proceso de la conformación de la nueva clase media del país, la generación que no puede permitirse tener a los hijos en una escuela de gobierno o que al menos debe tener 2 carros y 2 salidas de vacaciones al año, es la generación de niños que andábamos a pincel, que estudiamos en excelentes escuelas oficiales y que tardamos mucho más que un año para ir a Acapulco.

Esta generación tan aspiracional y consumista que a pesar de que tenemos de todo, debemos de todo y probamos de todo, queremos más para nosotros, pero también para nuestros hijos, sobrinos o ahijados, sin percatarnos que los niños y jóvenes de hoy, viven en un mundo muy diferente al que nos envolvió de niños y que eso mismo es la esperanza de que nos comience a ir mejor.

Me explico: comparen blancanieves de nuestra época con la moderna protagonizada por la chavita vampira… wey!!! Los enanos son a toda madre, chupan, cantan, bailan, no esconden sus deseos por la princesa y hasta dan la vida por ella, que dicho sea de paso, es mucho más atractiva que la ñoña de Disney. En la tele vi el otro día la versión reciente de la caperucita roja, otro gran ejemplo, muy distinto a lo que consumíamos los escuincles del siglo pasado.

Nuestro crecimiento se baso en consumir lo que no tuvimos tan a la mano, a poco no recuerdan como nos emocionábamos con los tenis que rechinaban, con las golosinas gringas, con ir a mcdonalds, ya ni hablar de tentonear como si supiéramos para que servían las primeras compus personales que vendían en el Aurrera.

Los chamacos de hoy, siguen como todos los niños consumiendo mucho, sin embargo sus deseos de tener no son alimentados por ellos mismos, sino por nosotros, los niños de hoy quieren parecer más pandrosos y menos sofisticados, para ellos es natural escuchar y entender la música en inglés, dominan el ipad como si hubieran nacido con ella y viven en un mundo en el que son más conscientes y mucho menos inocentes de lo que pasa.

Esta nueva y futura colectividad, tendrá trabajos y responsabilidades muy diferentes, mucho más temprano que nosotros, han entendido que tienen obligaciones y a diferencia nuestra, las tentaciones las tienen tan a la mano que ellos mismos son capaces de determinar lo que quieren para sus vidas.

Es decir, estos niños, estos jóvenes de ahora, de éste siglo, no tienen los prejuicios de otras generaciones, ven a mi blancanieves como una curiosidad del pasado lejano y a la suya mucho más cool y ad hoc a sus tiempos, no tienen miedo de que la selección pierda en penales, se pueden hablar de tu con cualquier chiquillo de donde sea y al menos yo, haré todo lo que esté en mis manos para ayudarlos a construirse un mundo mejor, más inteligente, crítico y participativo.



P.D. En atención a la solicitud de muchos miembros de mi generación a quienes se les complica leer entre líneas o entender analogías, tal vez puedan cambiar blancanieves por el partido político de moda. ;)