lunes, 27 de agosto de 2012

TIO GOYO





Una noche triste y lluviosa de viernes de finales de agosto hace ya algunos años, un bonito ejemplar del folclor del ministerio público de Toluca, con su refinada propiedad y con la sensibilidad del dedo chiquito del pie de un diabético, gritó "Gregorio Vázquez", pronto quienes estábamos ahí nos acercamos pero fue mi hermano Manuel quien quedó inmutado y en momentos rompió en llanto porque el funcionario nos entregaba en una bolsa de supermercado algunas pertenencias de nuestro difunto tío, todo cupo en la bolsita a la que le sobró mucho espacio, Manuel alcanzó a decir, “en eso terminamos, en una bolsita”.

Años después, sigo evitando hacer en viernes todo aquello que me recuerde a ese evento que si bien fue triste para mi, seguramente fue incomprensible y duro para mis abuelos y definitivamente funesto para mis primos. La noticia me tomó por sorpresa en el inicio de la película camino a la perdición de Tom Hanks en el cine, por cierto es una película que jamás he visto y también es muy extraño que vaya al cine los viernes, ni se diga de ir a la misma sala.

No hay una explicación lógica, simplemente evitar el recuerdo, es incluso más sencillo que las supersticiones o las cábalas, lo que hago es evitar en la medida de lo posible hacer lo que me recuerde esa situación.

Lo mismo hacemos con una buena parte de las cosas o hechos que nos son difíciles de superar, actuamos pensando que evitando su recuerdo dejarán de dolernos o lastimarnos; imagínense, llegaría el momento en que no podríamos hacer casi nada, porque todo conlleva un recuerdo, más bien creo que debemos de asimilar las cosas, entenderlas como parte de nuestras vidas y aprender de ellas, creo firmemente que podemos aprender de todo y de todos, incluso de la persona con la bolsita del súper.

El recuerdo de mi alegre tío, que fue uno de mis primeros cómplices para manejar, vive en mis primos, en Almoloya y en todas las cosas buenas que platicamos cuando lo recordamos, siempre con mucho cariño.

30 kilos.

Por fin llegue a los 30 kilos menos de peso desde que inicie la cetosis, ahora que me pongo a pensar sobre el enorme sacrificio de no comer absolutamente nada, me doy cuenta que ha sido menos complicado que lo que me queda por delante, porque de la vida licuada paso a la realidad y a la necesidad de cuidarme siempre, no será en cetosis, sino en plena conciencia de lo que hago por mi cuerpo y mi salud.

Haber perdido tanto peso en tan poco tiempo implica entre muchas otras cosas que todavía no me acostumbre, que me sienta extraño usando ropa de tallas anteriormente inimaginables, pero también, he adquirido el hábito de cuidar lo que como, para qué, cuándo y cuánto como, aprendí a controlar los impulsos de comer compulsivamente solo porque hay comida a la mano, espero que el hábito permanezca.



PD.
Esta semana 3 grandes amigos cumplen años, Roy mi carnal desde la secundaria, Paki, que a pesar de ser más joven suele ser más centrado y prudente que yo y Queche, que es mi compadre querido, el primero que tuve. Felicidades a los 3.

lunes, 13 de agosto de 2012

CAMBIOS REGRESOS Y CONFUSIONES



Desde chiquillo estoy acostumbrado al vaivén, a la mudanza, al reacomodo de muebles, al cambio de rumbos; sin embargo a pesar de todo ese trajín, mi vida no ha sido tan agitada como pudiera pensarse.

Me explico, los cambios físicos o materiales, son hasta cierto punto normales, los emocionales, sentimentales o intelectuales, tienen que ver más bien con otras condiciones, desde luego el tiempo, el entorno, los intereses, pero finalmente a pesar de todo lo que se acumula, seguimos siendo básicamente los mismos.

Por ejemplo, se encuentran los sentimientos más primitivos o naturales que nos acompañan básicamente como software pre-instalado, la emoción, la frustración, el gusto, la satisfacción, el enojo, son sentimientos que por muy crecidos que estemos, en primer plano se manifiestan del mismo modo. (Habría que buscar como festejo Oribe Peralta su primer gol en la colonia)

Después vienen aquellas sensaciones que nos conviene disimular, que no nos gusta mostrar o que, en todo caso, tenemos que evitar para “encajar” o no ser “buleados”, aquí entra todo aquello que regularmente es permitido o tolerado en casa, pero no en el mundo exterior, cuenten ustedes infinidad de cosas, desde la frazadita que muchos usan para dormir y sentirse tranquilos, hasta los trastornos obsesivos por contar las escaleras de 8 en 8 o por hacerlo todo 32 veces. (Me proyecté)

Más tarde, para algunos demasiado tarde, vienen los sentimientos que DEBEMOS controlar, para poder vivir en paz, para poder crear armonía en nuestras relaciones, para salir adelante en un mundo en el que los demás esperan al menos eso de nosotros.

Muy lejos de lo natural, lo esencial,  lo permitido, lo aceptado y lo ideal, se encuentran aquellos seres que son capaces de controlar y manipular sus sentimientos, no como fríos calculadores, sino como expertos que se conocen y se limitan a placer, ellos son los que controlan la escena, los que dominan en el mundo, lo mismo políticos, intelectuales, líderes espirituales, que amas de casa, meseros, choferes o delincuentes, estos seres de auto-control, van marcando el camino.

Por ahora defiendo la teoría de que en lo personal y en lo colectivo, siempre somos los mismos, que cambiar no nos aleja de lo que intrínsecamente fuimos o somos, pongámoslo así: somos el software de fábrica, que descarga actualizaciones de vez en cuando y dependiendo de nuestras capacidades, intereses y necesidades, vamos descargando aplicaciones útiles pasa esos fines, sin embargo, seguimos siendo los mismos, a pesar incluso de lo que hagamos con el hardware.

Pareciera entonces que el cambio se limita, pero no, por el contrario los grandes cambios se dan a pesar de lo que somos desde la base, el ejemplo del día es la selección de futbol olímpica, jugaron, convencieron y ganaron como mexicanos, dieron el paso que ya han dado dos veces los chavos de la sub-17, no temieron fallar, ellos no recuerdan, incluso no vivieron los episodios de los penales, de los cachirules, son otra generación, de mexicanos, con la misma base, pero con actualizaciones muy interesantes.

Si no me creen que somos los mismos, denle una revisada a las “nuevas” listas de diputados y senadores.

REGRESAR.

Por otro lado, ¿qué entendemos por regresar?, según el diccionario de la RAE, puede ser volver al lugar de donde se partió o devolver o restituir algo a su poseedor; en el caso del PRI a los pinos, efectivamente el partido regresa a donde todo se gestó, al poder, con una base o un software de fábrica que se ve lejos, brumoso y espeso, pero con muchas actualizaciones, aplicaciones y sobre todo con una gran expectativa de lo que sucederá con esta nueva oportunidad para todos.

En la vida es diferente, regresar no es recomendado, aunque sí muy deseado,  desde luego que a cualquiera le gustaría volver a la comodidad de la casa materna, de la infancia o simplemente a cualquier situación que mejore la actual, pero en ello también va la segunda definición del RAE, porque nadie nos puede regresar algo que ni siquiera es nuestro, muy a pesar de ser nuestro pasado, nuestros recuerdos, el tiempo y lo que hicimos con él, no nos pertenecen.

Pero amablemente la vida nos brinda de vez en cuando segundas oportunidades, o terceras o cuartas, para cambiar lo que no funcionó y con el software de fábrica intentar reiniciar nuestro ordenador para encontrarle mejor uso, finalmente mientras el hardware responda, no habrá virus, spam, programa, persona o situación que acabe con nosotros terminantemente… por eso yo, cambio para poder regresar.

PD. El hakuna matata pasado generó una serie de alertas y confusiones de quienes enajenados por el título sugerente se dejaron llevar, me reitero a sus órdenes en la misma oficina que ocupo desde septiembre pasado en horario laboral y permanentemente en la amistad que les refrendo.

Lo que resulta pertinente aclarar es que el tiempo dedicado a la escritura y publicación de éste espacio está dentro del que todos conocemos como libre.

La cetosis casi llega a su fin, tras 28 kilos perdidos he entrado en una nueva etapa del tratamiento en el que ya puedo comer, por lo que me fui a refinar un hotdog a “Barracuda” en la condesa y después a ver de Roma con amor, ambas actividades, altamente recomendables.

lunes, 6 de agosto de 2012

RENUNCIO



Comencé a trabajar el 18 de octubre del 2002, era un viernes y yo sufría de hemorragias constantes por la nariz, fue en un edificio de la calle Morelos en Toluca, que albergaba las oficinas del Instituto Electoral del Estado de México, sin oficina, sin computadora, sin teléfono y con medio sueldo, que me alcanzaba para ponerle gasolina a mi carro dos veces a la quincena, para pagar la pensión en la calle de Pedro Ascencio y para ir al cine, era yo el plancton de la cadena alimenticia del servicio electoral, adscrito a la unidad jurídica como pasante, aprendiz o cualquier otro adjetivo que justificara mi modesta remuneración.

Sin embargo, era feliz, conocí a grandes personas, comenzando por mi jefe, el Licenciado Miguel Salamanca, mi jefe directo, Memo, mis compañeros, Lalo, Mario, Mañon, Ángel, Román, Alfredo, Rommel, Celia y desde luego Lety, Angie y Here, sin olvidar a Blanquita y a Belem. Esa era la tropa que pronto se convirtió en mi familia, me enseñaron a trabajar, a comprar en abonos, a intercambiar las guardias, a organizar una tanda, pronto me aprendí sus vidas y ellos la mía.

Me costó trabajo destacar, probablemente las expectativas conmigo eran mesuradas, sin embargo yo quería trabajar ahí y aprender, lo que me ayudó a superarme y a salir del IEEM, 3 años después con un sueldo mucho mejor y con la gran satisfacción de formar parte fundamental de un área fundamental, la unidad de atención a medios de impugnación.

Me volví una chucha cuerera para eso de los medios de impugnación, pasé muchas horas proyectando resoluciones, haciendo informes circunstanciados, preparando pruebas o en las oficialías de parte de los tribunales electorales, llegué a decir que si pudiera me dedicaría el resto de mi vida a eso. Cuando mi papá escuchó aquello, por primera vez, solo resoplo y continuó con su tema.

Cuando entré al gobierno de Enrique Peña, fue como subdirector!!!, tenía a mi cargo como a 20 personas, todos mayores y mucho más experimentados que yo, Tanya, López Camacho, Miguel, Jacinto, Marcos, mi jefe, Ojeda era un tipo del que aprendí mucho y que me ayudó a explorar los límites de mis capacidades, también entonces, en la Procuraduría del Medio Ambiente, dije que podía dedicarme a eso toda mi vida. Mi papá, observó y medio sonrió.

Luego, un gran amigo me “rescató” de ir diario a Tlalnepantla y me ofreció trabajo con él, era una decisión difícil, éramos amigos y se convertiría en mi jefe, al final todo resultó muy bien, aprendí y crecí profesionalmente como nunca, conocí a muchas, muchas personas que hoy siguen siendo importantes en mi vida, seguí viniendo al valle de México, pero esta vez a Ecatepec, mi segundo hogar, (a veces parece el primero).



Obvio también dije que me podía dedicar a eso toda la vida.

Cuando me invitaron a la Procu, como director general, no lo pensé, ni lo dudé, desarrollé otras habilidades, me reencontré con algunas guardadas y aprendí que la gente decente vale lo que mil indecentes, colaboré en pocos meses a la modernización y humanización de un lugar al que resulta difícil ir, ya sea a trabajar o a denunciar.

Ahí ya no dije que me dedicaría a eso toda la vida.

En abril del 2011, recibí la invitación más inesperada y espectacular para trabajar que me había ocurrido hasta entonces, no me iban a pagar y tenía que hacer algo que jamás había hecho en tan solo 60 días, tenía que viajar diario a Neza, Chimalhuacán y los volcanes, es la experiencia personal, laboral y profesional, más nutritiva de mi vida, cada día aprendí más que en toda la vida anterior. Pero no me dedicaría a eso toda la vida.

A lo que hago actualmente, tampoco me dedicaría toda la vida, finalmente es la mayor responsabilidad en el servicio público que he tenido hasta hoy y me fue conferida por el mismísimo Gobernador del estado, por ello comprendo que no puede ser para toda la vida, sin embargo, le entrego mi vida porque es lo único a lo que me dedico hoy y es una oportunidad inmejorable para ayudarle a mucha gente.

Y de eso se trataban los suspiros de mi papá, él sabía lo que yo quería decir sin que yo mismo lo supiera, soy un enamorado del trabajo, de lo que hago, sea lo que sea y mientras Dios lo permita, trabajaré con amor y pasión todos los días, no se trataba de una postura mediocre o conformista, era mi asunción a la edad adulta, a la convicción de trabajar, a hacerlo muy bien y sentirme satisfecho cada día de pago.

Finalmente, que sería de nuestras vidas sin el trabajo, que dignifica, que alimenta, que ocupa, que ayuda, que sirve, que construye, que defiende y que de paso nos da para vivir.



PD. Al cierre de este hakuna México lleva 5 medallas y la selección de futbol está en semifinales, solo un deseo tengo: escuchar el himno nacional y ver nuestra bandera en lo más alto, a ver si no tengo que auto invitarme a algún inicio de cursos.