martes, 18 de junio de 2013

DECEPCIÓN NACIONAL

DECEPCIÓN NACIONAL
EL PRIMER GOL
TIEMBLA!!!
La capital del país me dio un agitado recibimiento en esta etapa de vecino temporal: -jamás dejaré mi residencia, ni mis querencias choriceras- tembló y su servidor  ni en cuenta,  y como en la recién habitada morada no hay ni un florero de adorno, pues tampoco hubo un indicio ruidoso que me lo hiciera saber.

Así, mi primera noche como residente habitual fue movida y yo ni me despeiné (estaría difícil hasta con un tsunami), será que habré salido de la provincia ¡pero la provincia aún no sale de mí!

Habituado a la capital desde niño, ya fuera porque veníamos a acompañar a mi papá, al doctor, a la compra o posteriormente a la escuela, la gran ciudad no me es nada ajena, aunque siempre me asusta que hay algo por conocer o de plano desconocido para todos.

En fin, como sea a todo me he habituado en la vida y creo que esto no será la excepción, espero que el DF opine lo mismo.

Aun así, no dejo de sentirme abrumado, con decirles que la primera vez que entré a Los Pinos pregunté: ¿no hay perro?...


La selección nacional de futbol de vez en cuando me permite hablar bien de ella,  en el caso de los dos campeonatos Sub 17 o la medalla de oro en las olimpiadas, pero fuera de ello, procuro no hablar, pues ante lo evidente no hay mucho que decir, sólo que si el Chepo tuviera por encargo seleccionar a una escueta pero efectiva representación nacional para dar pena generalizada, pues entonces él y sus seleccionados, estarían haciendo muy bien su trabajo.

El fútbol es más que el deporte nacional, es probablemente un vértice de los mexicanos, un punto de encuentro, un dirimidor de pasiones y un eliminador de credos o clases sociales.

El fútbol me permitió entender desde muy niño que no hay nada como estar en un buen equipo  ya fuera que me escogieran al último, por volado o de plano me tocara ser banca, siempre me ha gustado ser del equipo ganador, cuenta de ello dan el Roy Villar, Lalo Acra, Omar Mendieta, los Mochis, Carlos Pliego, Jorge Becerril, Lalo Gómez y Fabián su hermano, Polo Montes de Oca, Juan Ozuna, el Chispa, Alviter y los entrenadores Ramón y Emeraldo, también desde luego mi compadre Jesús, Froy, el Chore y el Nariz, todos potencialmente profesionales del fut, se decantaron por una vida menos ufana y hoy  todos son hombres de bien.

Mi primer gol no lo voy a olvidar jamás, fue el del gane en la cascarita del recreo en la primaria, pero creo que además de mí nadie lo recuerda, sin embargo el primer gol de todos habla mucho de lo que podemos llegar a ser, pues sí fuimos capaces de hacer algo por primera vez en un escenario tan complicado como puede ser el patio de la escuela, somos capaces de hacerlo cualquier otra ocasión en cualquier  lugar.

Ojalá estos decepcionadores profesionales lo recuerden y entiendan que aunque no los hayamos elegido, representan a la afición y de algún modo al país.

 
PD.
Superman también me decepcionó pero a otro nivel. Me decepciona la gente que cambia y se amarga, la que se aleja y te deja de hablar y la que recuerdo de un pasado distante que ya no es igual cuando la reencuentro, así me decepcionó la nueva peli de Superman, ahora sí que "¡Cómo has cambiado mi Clark!"…

lunes, 10 de junio de 2013

TENIS Y PASIÓN. DÍA DEL PADRE.



Desde que recuerdo me gusta el tenis, mi papá era el entusiasta promotor para que los sábados por la tarde mirara las transmisiones del deporte blanco en canal cuatro con las narraciones de Chente Zarazua, ahí me enamoré de la Gaby Sabatini, me volví fan de Martina Navratilova, Boris Becker, Leonardo Lavalle y Jorge Lozano.

Con el tiempo me convertí en un apasionado de los datos y la estadística del tema, me suscribí a la revista de Luis Baraldi, “Todo Tenis” y comencé a forrar mis libretas con los recortes de  la misma y todo aquel detalle tenístico digno de ser enmarcado en la portada de un cuaderno del colegio.

Mi primer raqueta fue una agradable sorpresa de viernes regresando de la escuela, mi papá compro sendas raquetas para Manolin y para mí y yo de inmediato me puse a llenar de manchas de pelotazos la pared del garage de casa, lo que redituó en un desarrollo personal más avanzado sobre el dominio del instrumento aquel y en la lógica llamada de atención por el nuevo diseño de aquella pared; se trataba de una raqueta de madera (misma herramienta que mi mamá uso en algunas ocasiones para reprender mi precoz gusto por el cigarro), lo que no me representaba nada a la hora de ir a jugar frontenis a la pared del edificio principal de la ENSEM, pero que me podía generar el soponcio de las penas si había que llevarla al Club Toluca.

Cuando mi papá se percató de que mi gusto por el tenis no se diluiría con el tiempo, adoptó una medida que a la fecha me parece muy razonable, un sábado por la tarde nos llevó a Manolin y a mi al Club Toluca a unas paredes de práctica que estaban atrás de la cancha de futbol para identificar nuestros avances y destreza, lo que derivó en la inmediata inscripción en las soñadas clases de tenis, no sin antes proponerme que para poder tener la raqueta moderna que quería, debía leer el Quijote de la Mancha en 15 días.

Llegó por fin el día de la compra, no me hicieron prueba final del libro -si acaso algunas preguntas que podía contestar cualquiera que hubiese leído un resumen de la afamada obra- pero para mí mala fortuna, un amigo de mi papá le dijo que lo mejor sería comprarme una raqueta “junior”, lo que obviamente no era apropiado para un niño-adolescente de 13 años, sin embargo fui muy feliz con mi pequeña raqueta de la marca prince.

Pronto me percaté de que jamás sería tenista profesional, incluso me hice la tonta idea de que por haber iniciado “taaaan grande” mi preparación, jamás sería ni medianamente bueno, de cualquier modo me dediqué a practicar con mucha pasión el deporte que me apasionaba.

Todo esto, viene a colación por tres sencillas razones: una, Rafael Nadal, que el domingo 9 de junio del 2013 se ha convertido en el primer jugador de la historia en ganar 8 ocasiones uno de los 4 torneos más importantes del mundo; la segunda mi gratitud a mi papá, que encontró los medios para darme las herramientas para entender la vida y entenderme en ella, no solo por haberme comprado muchas raquetas, la primera que no esperaba y la segunda que no funcionaba, sino por haberme inducido a través de la práctica y la experiencia a vivr apasionadamente sin sentirme obsesionado por ser ago o alguien más de lo mejor que puedo llegar a ser.

Finalmente, la tercer razón tiene que ver directamente con la actitud, soy un convencido de que esa actitud ganadora de Nadal o de cualquier otro tenista que he visto entregarse en un partido que parece perdido, es algo que debemos asumir en la vida diaria, sin importar que el saque no sea nuestro y tengamos triple match point en contra, tenemos una oportunidad a la vez para poder seguir jugando, la pasión no es exclusiva de los deportes o de los profesionales, gracias a la pasión hemos probado, visto o escuchado cosas excepcionales, gracias a la pasión puedo escribir este Hakuna en el carro en mi trayecto al dentista (ouch), en fin, la pasión es el ingrediente indispensable en todo aquello que hagamos, no importa si es algo cotidiano o excepcional, mientras lo hagamos con pasión, el resultado siempre será satisfactorio, aunque quede 6-7.

P.D.
El pasado 22 de mayo mi abuelo Don Job se despidió de la vida, desde que lo conocí me pareció un hombre práctico, hábil, inteligente, amoroso, cariñoso y atento, siempre estaba al pendiente de todos. Se casó con la mujer a la que amó y así se mantuvo hasta que la propia muerte los separó, crió a sus hijos enseñándoles el valor del trabajo, de,la prudencia, de la decencia, del respeto, nos consintió a sus nietos mostrándonos de manera práctica lo que era importante, siempre encontraba el modo de que solitos nos diéramos cuenta de lo que quería comunicarnos, fue un bisabuelo lúcido, cariñoso, abrazador, inmensamente bonachón, mi abuelo es el más claro ejemplo de lo que quiero llegar a ser cuando sea viejo, con el paquete completo y todo, espero en Dios, tener esa dicha.