jueves, 29 de septiembre de 2016

VIRTUDES. EL SEÑOR ÁVILA.




Siempre considero a las lecturas, por su utilidad, por la agilidad de mi comprensión y por el tamaño del contenido, valoro mucho cuando para cuestiones prácticas como el trabajo o la escuela, los materiales de lectura son breves y concisos, lo suficientemente sólidos y claros; por otro lado, aquellas lecturas que son para mi diversión, deben ser largas, entretenidas y con muchos elementos para recordar, adoro la mezcla entre la ficción y la realidad y los juegos de memoria posteriores; pero cuando se trata de una lectura para aprender, para tomar la lección o simplemente para aplicar en la vida, no hay nada mejor que las numeraciones o las viñetas; en todos los casos, participa siempre la razón, la concentración y el gusto.

Aquí un listado de la tercera categoría, proviene de un extracto del libro “Autobiografía de un hombre feliz” de Benjamin Franklin, se trata de 13 virtudes con un pequeño precepto a continuación. En palabras de Franklin, si nos sometemos al dominio y fortalecimiento de cada virtud, una a una, semana a semana, tendremos al pasar de un año, 4 veces completado el cuadro de fortalecimiento de ellas, desde luego que no todos somos Franklin ni a todos pudiera parecernos el orden que él le dio, en importancia, al dominio de las virtudes. El libro no llegó a mí por casualidad, si acaso más bien le hizo falta una dedicatoria, que se sustituyó en cada texto resaltado con marcador, en fin, una lectura breve, amena y muy didáctica, para quienes hemos tenido que aprender de las señales, los mensajes y  el ejemplo.
No es mi propuesta moral para nadie, es mi ejercicio cotidiano, por tratar de evitar ser todo lo malo que soy y por llegar a ser, todo lo bueno que creen que puedo llegar a ser, gracias.

·         Templanza: No comas hasta sentirte harto, ni bebas hasta la ebriedad.
·         Silencio: No hables más que aquello que pudiera beneficiar a otros o a ti mismo. Evita las conversaciones triviales.
·         Orden: Ten un lugar para cada una de tus pertenencias. Ten un momento para cada parte de tu trabajo.
·         Resolución: Lleva a cabo lo que debes hacer. Haz sin falta todo a lo que te comprometas.
·         Frugalidad: No gastes más que en lo que les cause bien a otros o a ti mismo. No desperdicies nada.
·         Trabajo: No pierdas el tiempo. Ocúpate siempre en algo útil. Elimina todo acto innecesario.
·         Sinceridad: No lastimes a nadie con engaños. Piensa con inocencia y justicia. Si hablas, hazlo bajo estas premisas.
·         Justicia: No perjudiques a nadie haciéndole daño ni omitiendo lo que sea tu deber.
·         Moderación: Evita los extremos, no guardes resentimiento tanto tiempo como crees que otros lo merecen.
·         Limpieza: No toleres la falta de limpieza ni en el cuerpo, ni en la ropa, ni en la vivienda.
·         Serenidad: No te dejes alterar por nimiedades ni por accidentes comunes o inevitables.
·         Castidad: Recurre al acto sexual rara vez y esto por motivos de salud o descendencia, pero nunca hasta sentirte harto o débil, y sin que llegues a afectar tu propia paz o reputación ni la de otra persona.
·         Humildad: Imita a Jesús y a Sócrates.
               
EL SEÑOR ÁVILA.

El domingo 25 de septiembre concluyó en HBO mi serie mexicana favorita, no solo porque su protagonista, el señor Ávila, y su interprete,  Tony Dalton me parecen un buen personaje y un buen actor, sino por una lista de factores que van desde los actores y el guion hasta la producción, la música, los efectos especiales, los ambientes sombríos y el tratamiento de un tema que siempre llama mucho la atención: la muerte.

Desde la óptica de la serie, todos los personajes viven desahuciados, en sus vidas todo es incierto, incluso la muerte misma, pues estamos seguros de su suceso, pero no del momento ni el modo, la vida se convierte entonces en una constante de acciones y artimañas para evitar la muerte, si acaso para evitar que esta llegue de manera súbita o dolorosa, hay quienes entonces encuentran gran placer en matarse poco a poco o por lo menos una bella apología para lo poco que les importa vivir.

El Señor Ávila, que al parecer muere en esta tercera temporada, (espero que por tratarse de HBO, le surtan el mismo remedio que a Jon Snow), trabaja, vendiendo seguros y después como administrador de una funeraria, ambas actividades, sirven como pantalla para el verdadero empleo del protagonista, asesino a sueldo.

Durante los más de 30 capítulos que dura la serie, conoces personajes entrañables, que en otro contexto serian material de desecho, apenas extras en otras historias: Iván, Ana, los Chivalsik o Sánchez, seres sombríos, casi de historieta, perfectamente bien interpretados por Carlos Aragón, Camila Selser, Juan Carlos Remolina, Alfonso Figueroa y James Young.

Hay muchas otras figuras a lo largo de la serie: Nailea Norvind, Adrián Alonso, Ilse Salas, Emilio Guerrero, Hernán Mendoza, Joaquín Cosio y María Luisa Flores (bellísima, aunque me peguen); hasta tristes apariciones como las de Adal Ramones y Alejandro Sirvent, que ponen en riesgo la fuerza de la ficción.

En fin, no es el retrato de nada, no contiene elementos de crítica o sátira, es una ficción ambientada en nuestra realidad, sombría, en la que lo más interesante es que se trata de una historia donde no hay buenos, porque hasta los buenos, son muy malos. Se las recomiendo.


jueves, 22 de septiembre de 2016

Hakuna matata


DIOS.
m. Ser supremo que en las religiones monoteístas es considerado hacedor del universo.(RAE)

La Wikipedia Recupera:

Dios es el nombre que se le da en español a un ser supremo omnipotente, omnipresente, omnisciente y personal
(…)
En las religiones monoteístas ―bajaísmocristianismoislamismojudaísmokrisnaísmo y sijismo―, el término «Dios» se refiere a la idea de un ser supremo, infinito, perfecto, creador del universo, que sería pues, el comienzo y el final de todas las cosas. Dentro de las características principales del Dios supremo estarían principalmente:
Omnipotencia: poder absoluto sobre todas las cosas;
Omnipresencia: poder de estar presente en todo lugar;
Omnisciencia: poder absoluto de saber las cosas que han sido, que son y que sucederán.

 (Fin de la cita de la Wikipedia)

Si consideramos solo este, cortísimo y simple resumen, que representa a extractos de resúmenes de tesis y tratados muy serios, casi todos desde el punto de vista de filósofos, antropólogos, sociólogos y teólogos, podríamos decir que desde la aparición del Facebook, Mark Zuckerberg es Dios, en el Facebook.

Tiene el poder absoluto sobre todas las cosas (que pasan en Facebook), puede estar presente en todo Facebook y es capaz de saber lo que ha pasado, pasa y pasará en y con Facebook.

Pero…

¿Por qué vale tanto esta empresa, surgida de una idea, surgida de otras ideas y alimentada con muchas más ideas?

Fácil: Control y precisión, al registrarnos en Facebook, nos sometemos a nuevos y distintos códigos de conducta, morales, de convivencia, de publicidad y de conocimiento, proporcionamos nuestros datos, con el objetivo de estar al alcance de datos de alguien más y con ello, Facebook, sabe todo de nosotros, no solo sobre nuestras características personales, sino de consumo, de movilidad, de intereses, lo que la hace una valiosa herramienta de mercadeo para el consumo y la generación de productos.

No tiene ni siquiera que vender publicidad, hoy ya no es más el Internet, sino el Facebook, nuestro nuevo universo virtual, en el que creemos que damos a conocer lo que queremos, en donde pensamos que lo publicado en nuestro muro es lo que los demás piensan o saben de nosotros, somos protagonistas, en este universo paralelo, de vidas más resumidas, pero más entretenidas e interesantes.

Hemos visto mucho en Facebook y a la vez lo que se ve es poco, casi nada.

Damos pésames, hacemos ejercicio, transmitimos en vivo videos de nuestras vidas, somos celebridades, incluso podemos definir el éxito de una actividad, de unos alimentos o de un pensamiento, con la cantidad de “Me gusta” que recibimos.

Vivimos en otro mundo, nos sustraemos a éste, o al otro, al real, en el que nacimos, con la facilidad con la que se puede tomar un teléfono y apenas dar un par de clics, recorremos apáticos, desinteresados, y luego morbosos y ávidos, las vitrinas de nuestros iguales, a los que parece que les va muy bien, que les ha sentado la dieta, vemos fútbol, vamos a conciertos, sin necesidad de movernos de nuestros calientitos asientos personales.

Así nos ha tocado vivir, incapaces, o eso creemos, de poder mejorar nuestra realidad, hemos decidido crear otra, más resumida, más light, pero más bonita y entretenida en este nuevo universo, que si me apuran es apenas el inicio de una Matrix, que se está volviendo realidad. Al tiempo.

He escuchado que “el Bronco” y Kumamoto  ganaron gracias al Facebook, no estoy seguro, pero sí creo realmente que nadie que esté peleado o sea ajeno a esta red social, puede ganar hoy en día una elección.

Finalmente, una reflexión: nadie es tan guapo como su foto de perfil ni tan feo como la foto de la credencial de elector.

Alvarado y Juanga.

Conocí a Nicolás Alvarado en una oficina de Polanco, era director de una revista y comenzaba a tomar notoriedad por su participación en el noticiero matutino de televisa, lo fuimos a visitar un señor cachetón y yo, para invitarlo a comentar un libro de agua que habíamos desarrollado en el lugar donde trabajábamos, sin más, pidió la fecha y aceptó; tuvimos solo que confirmar una vez con una secretaria, la cita fue una tarde lluviosa de otoño en la Casa del Risco en San ángel, la antigua casa de Isidro Fabela, donada al Estado de México, a través de su gobierno y que es un magnífico espacio para la cultura. Nicolás fue puntual, hizo sus comentarios sarcásticos, fue, desde su óptica simpático, abordó el tema con su particular y ácido humor, reconoció a los otros presentadores, en particular a un señor, que ya nada más por la edad y la trayectoria pública merece respeto y recibió gustoso el árbol de la vida que se le presentó como agradecimiento a su participación, sin más, agarró su libro, su árbol de la vida, estrechó a lo mucho 2 manos y se fue.

En otro momento en particular lo vi muy incómodo en su programa de foro tv entrevistando al burro de Shrek encarnado en Eugenio Derbéz, que daba la enésima entrevista promocionando a su telenovela para cine, era tan evidente la tensión que la contagiaban, la transmitían, ambos obligados a hacer algo que no querían, supongo.

Recientemente, su asincrónica participación en Milenio diario, que le causó tantos inconvenientes y un rechazo casi tan unánime como el de Trump, me han hecho reflexionar sobre el otro protagonista de esa historia, digna de nuestro telenovelero folclor, Juanga.


Todos nos sabemos las canciones de Juanga, TODOS, no todas, no muchas, algunas, o una, pero todos, ¿por qué? No es que las hayamos escuchado hasta el cansancio, estoy seguro que he escuchado más el tono del conmutador (el tema de la película “el golpe”), simplemente creo que se trata de letras muy nobles, sencillas y pegajosas, predecibles si quieren, pero muy pegajosas, no puedo, más bien no quiero criticar algo que tantos disfrutamos, aunque sea poquito, tampoco es mi deseo tomar postura o partido, pero a los difuntos no los podemos fastidiar, por el simple hecho de que no nos pueden contestar, por eso, cuando alguien se mete con un difunto, sobre todo con uno tan querido por tantos, sale así de raspado como Nicolás, que a su vez, ejerció algo que tanto abrazo, cuido y respeto: su derecho a expresarse. Así la vida y la muerte.

martes, 13 de septiembre de 2016

HAKUNA MATATA.



(ADVERTENCIA: Los hakunas, desde hace 12 años, son textos dedicados a tratar de entender cuestiones muy complejas o aburridas, a través de la vida común, aderezados con experiencias propias y cultura popular, expresando siempre mis puntos de vista.)

Dos personas quieren rentar la casa de a lado, una de ellas, nos conoce, de hecho se dedica a los bienes raíces, además ya fue nuestra vecina con su esposo y su hijita hace algunos años, nos conocemos bien y sabe de nuestras carnes asadas, de nuestro gusto arraigado por adornar la casa en septiembre, noviembre y diciembre, de nuestras mascotas, plantas, etc.

El otro, es un ricachón que piensa que llega a vivir a un club de golf (obvio no), se siente hecho a mano, en su burgués y primitivo punto de vista, sus vecinos le parecemos nacos, quizá por morenos, quizá por fiesteros o porque tenemos un rambler, pero eso le parecemos, nada más alejado de la realidad, somos buenos vecinos, diferentes, pero decentes, respetuosos, compartimos más que la vecindad y las áreas comunes, tenemos que ayudarnos, procurarnos, simplemente no podemos ignorarnos. Le tengo que explicar que no debe de preocuparse ni alarmar a su familia, por el contrario, si nos entendemos bien, aunque nos diga nacos, los vamos a invitar a los asados y, estoy seguro, va a venir y hasta le vamos a poner para llevar… En fin.


Nunca, jamás en la vida me he peleado, he estado a punto de hacerlo, me he enojado, incluso he llegado a tener momentos muy tensos con desconocidos con los que una disculpa, sea o no mi culpa, ha bastado para evitarme un ojo morado o algo peor.

De niño, en uno de esos viajes de 2 cuadras en bicicleta para ir por el pan, un par de compañeritos de cuarto de primaria querían mi bici, y francamente tenía mis dudas sobre el tiempo que pretendían tenerla, por lo que me negué, aduciendo que mi mama me estaba esperando y me tenía que ir, acto seguido, me pusieron mis zapes y me pegaron sus chicles en el cabello (no siempre he sido calvo).

De regreso en la casa, llorando de coraje y entusiasmado por la historia de éxito de Daniel LaRusso, el karate kid de mi época, mientras mi mama me quitaba los chicles del cabello, yo repetía llorando de coraje, quiero clases de karate, tengo que ir a clases de karate.

Mi mamá, se limitó a resignarse y encaminarnos con Don Carlitos para que arreglara la tusada que me acababa de poner.

Obvio jamás fui a clases de karate, aunque cierto día me llevaron a visitar el dojo de tae Kwon do que estaba arriba de la panadería “el molino azul” en la colonia Morelos, ¡vaya ironía! Lo que si aprendí, porque me lo enseñaron en casa, fue a enfrentar a los bravucones y a los acosadores, sin darles gusto permitiendo que sus ofensas o molestias me afectaran, entonces, si me decían gordo, feo, tonto o lo que fuera, simplemente no me afectaba, era una manera arrebatada de irritarlos todavía más, pero al final o nos hacíamos cuates o terminaban por cansarse y dejarme en paz.

Ser hijo de un político y funcionario de gobierno, en mis épocas infantiles y juveniles,  fue un orgullo, adoraba la manera en la que mi papá saludaba y conocía tanta gente, siempre supe que lo que hacía era importante, de hecho, en todas mis escuelas, mi papa fue invitado especial, en la primaria y en la prepa fue padrino de generación, eso nunca me hizo más, pero tampoco menos; sin embargo siempre estaba latente que la gente nos criticara o señalara, sin motivo, pero que lo hicieran; eso también me ayudó a desarrollar más resistencia a las críticas, porque además siempre fuimos una familia muy normal, en aquella época no había escoltas, ni carros blindados, íbamos a la escuela más cercanas a la casa, lo que nos exponía menos, claro que tampoco había facebook.

En fin, no me enseñaron a huir o evitar los problemas, sino a enfrentarlos, incluso a ganarme a aquellos que me criticaban o que no me querían, así me gane el respeto de los de la prepa, ganando concursos de oratoria o metiendo goles, cuando ellos me gritaban cualquier cantidad de bellezas y lo he seguido haciendo toda mi vida.

Enfrentar los retos no implica hacerlo con la fuerza o con bravuconadas, porque, aunque siempre es emocionante que alguien se ponga bravo en una defensa, las consecuencias siempre son funestas.


LA FAMILIA.

Seres que se aman, se cuidan, se ayudan y le procuran a los menores, mejores condiciones siempre, nos une el amor y nada más.


EL POTRILLO.

Después de su excelente y preciso control de daños por su foto en las Vegas y porque tiene unas canciones muy buenas, me fui con la familia, mi mamá y mis suegros a ver al Potrillo, que no posee el poder escénico de su papá ni la chispa de Juanga, ni la picardía de Joan, incluso, la propia Oli manifestó haberse prendido más en el concierto de Sabina.

Como sea, pude darme cuenta que los mexicanos en el auditorio nacional, se emocionaron mucho, muchísimo, con el “México lindo y querido” y el Potrillo, desaprovechó la gran oportunidad de gritar: ¡Viva México!

Creo que así andamos todos, con muchas ganas de gritar ¡Viva México! De que algo nos identifique y nos signifique, ojala pronto lo encontremos y que le atinemos a algo que valga la pena y nos haga prosperar. 

¡Viva México!